Charly García comenzó la década del 90 postergando una y otra vez la salida de un nuevo disco solista, el sucesor del exitoso «Filosofía barata y zapatos de goma».

En esos años se había dedicado a lanzar «Tango 4» con Pedro Aznar, el proyecto «Radio Pinti» con Enrique Pinti y el propio Aznar y la vuelta de Serú Girán con «Serú 92». También intentó hacer el frustrado «Tango 3» con Gustavo Cerati y compuso la banda de sonido de la película «Funes un gran amor», que nunca se editó.

Exactamente cuatro años después de «Filosofía barata y zapatos de goma», García retomaba su carrera solista con «La hija de la lágrima», lanzado el 30 de julio de 1994. El proyecto llevaba varios años de gestación. La idea original era crear una obra conceptual o una ópera-rock, aunque más adelante se desdijo. Pero ése era su objetivo inicial.

En esa época García vivía a un ritmo intenso, lleno de creatividad, pero también con una buena dosis de locura. Según contó el propio Charly: «Llegó un momento donde lo único que tenía en la cabeza era la ópera y todo lo que me pasaba lo asociaba con la psicología de los personajes. Me resultaba casi imposible salirme de eso y ser una persona normal. Estaba insoportable, decía y hacía cosas raras y no puedo pretender que todo el mundo entienda lo que me estaba pasando».

La compañía discográfica Sony Music armó una enorme campaña de publicidad y un cartel gigante frente al Obelisco, que decía «El genio ha vuelto» y «Su obra cumbre».

Y si bien es cierto que «La hija de la lágrima» vendió muy bien (fue Disco de Platino al alcanzar las 60 mil copias) e incluía hits como «Chipi Chipi», «La sal no sala», «Víctima» y «Fax U», el resto del trabajo parecía diluirse entre canciones inconclusas y piezas instrumentales sin sentido o poco contundentes.

La composición comenzó a tomar forma en su histórica sala de ensayos de la calle Fitz Roy, tocando durante horas y horas, grabando todo en cassettes y luego escuchando el material en la oficina al frente de la casa. En una oportunidad apareció Alejandro Chomski, un joven cineasta, para registrar todo el trabajo en una película con la trastienda del proceso creativo de García. «Existir sin vos. Una noche con Charly García» se estrenó en 2013 y se exhibió en distintos festivales.

El título «La hija de la lágrima» surgió cuando en abril de 1992 Charly vio a dos mujeres peléandose en la rambla de Barcelona, donde una gritaba «¡Tu no me puedes lastimar ni hacer nada, porque yo he sufrido mucho y soy la hija de la lágrima!». Desde entonces quedó impactado por la frase y la repitió en varios reportajes, como única pista de su nueva disco.

Las sesiones de grabación se realizaron primero en los estudios Ion, con el técnico Osvel Costa y junto a músicos como el baterista Fernando Samalea, el bajista Fernando Lupano, la guitarrista María Gabriela Epumer y el percusionista Luis Morandi. También hubo una jornada con orquesta y arreglos de Carlos Villavicencio, que había trabajado con Charly para la canción principal del programa de televisión de Tato Bores («Good show»).

Luego se trasladaron a La Diosa Salvaje, el estudio de Luis Alberto Spinetta, donde se sumaron el técnico Mario Breuer y el asistente Aníbal «La Vieja» Barrios, además de invitados especiales como Juanse y Fabián Quintiero en «La sal no sala», Alfie Martins y el dúo Illya Kuryaki & The Valderramas en «James Brown», Jorge Pinchevsky en el violín de «Intraterreno» y La Bruja Suárez en armónicas.

Cuenta la leyenda que García hizo escuchar el álbum a los ejecutivos del sello discográfico y le dijeron que «hacía falta un tema comercial». Al día siguiente, en apenas 10 minutos, compuso «Chipi Chipi».

En total fueron 23 canciones y casi 70 minutos de música, lo máximo que podía entrar en un solo CD. La mezcla fue hecha por Joe Blaney en los estudios Chung King House of Metal, en Nueva York.

Personal:

Charly García: Músico principal.

Fernando Samalea: Batería y percusión.

María Gabriela Epumer: Guitarras y voz.

Juanse: Guitarra y voz en La sal no sala.

Illya Kuryaki and the Valderramas: Voces en James Brown.

Fabián Quintiero: Órgano y Bajo en La sal no sala.

Fernando Lupano: Bajo en Taxi.

Alfi Martins: Sampler en James Brown.

Jorge Pinchevsky: Violín en Intraterreno.

Bruja Suarez: Armónica.

Luis Morandi: Percusión.