Primero fue en Posadas, Misiones, y ahora en Córdoba. Con exactitud, en Marcos Juárez. Pero la idea es la misma: creer que con algunos gestos se puede borrar la memoria.

Es lo que buscó el gobierno al publicar un video negacionista de la última dictadura cívico-militar y lo que ahora pretende el Municipio de la ciudad cordobesa, al quitar el homenaje que hicieron militantes a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, quienes el pasado domingo inauguraron una estatua de un pañuelo blanco.

La orden, cuentan los vecinos, corrió por cuenta del presidente del Concejo Deliberante de Marcos Juárez, Javier Barletta, quien consideró que la estatua no contaba «con el permiso correspondiente» para ser instalada en el Parque de los Escritores de la ciudad.

Por ende, a menos de 48 horas de su instalación, el dirigente de la UCR contrató operarios para una obra pública de la que sí estaría orgulloso Milei: tirar abajo el símbolo de la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia.