En Dusseldorf, Inglaterra necesitó llegar a los penales (5-3) para superar a Suiza, tras el 1-1 por los goles de Breel Embolo y Bukayo Saka al cabo de 120 minutos, avanzó a semifinales, pero su juego sigue en deuda en la Eurocopa 2024.
El partido resultó aburrido y carente de emociones, entre un conjunto británico apático, falto de ambición, y el helvético, con más ganas que recursos.
El reordenamiento que dispuso Gareth Southgate en su equipo con un 3-4-2-1, con Phil Foden a la derecha (como suele jugar en el City) y Jude Bellingham del centro a la izquierda dieron la esperanza de ver Los Tres Leones más atractivos. Con un juego más parecido a lo que brinda la Premier. Pero no…
Suiza entusiasmó en los primeros minutos, donde adelantó a todo su once, con juego interno y pases entrelíneas, obligando al rival a meterse de nuevo atrás (lo que sus hinchas reprobaron contra Eslovaquia).
Fueron más las ganas de ver un buen partido que lo que realmente sucedió en el primer tiempo. Demasiado estudio, precaución y poco atrevimiento, cambio de ritmo y, por sobre todo: tiros al arco.
Ninguno de los dos fue capaz de generar una situación de peligro de real. Bukayo Saka fue el único que pudo romper un poco la monotonía cuando agarraba la pelota y se escapaba por la banda derecha. Llegaba hasta el fondo y le faltó con quien asociarse, a quién tirarle un centro. Lo dejaron solo.
Casi como si hubieran querido ir directo a los penales, 51 minutos hubo que esperar para ver «algo parecido» a un remate: un pase filtrado de Remo Freuler al área para Breel Embolo -el suizo que siempre estuvo en la busca de su lugar para el gol- y una mediavuelta que finalizó en un disparo débil a las manos de Jordan Pickford.
Parece que era cuestión de buscarlo. A 15 minutos del final, Freuler metió otra pelota al áre y Dan Ndoye la hizo cruzar todo el arco: por el segundo palo entraba -quién más- Embolo, que la empujó a la red, pese al leve desvío en John Stones
Y casi como un acto de justicia, no porque Inglaterra mereciera no perder, Saka fue el autor del empate, cuatro minutos después. El atacante del Arsenal fue la pieza más desequilibrante del conjunto británico, muy por encima de las grandes estrellas como Bellingham (tocado físicamente), Foden y ni hablar Harry Kane, que no tuvo ni una chance de riesgo en los 90. Incluso el DT reemplazó al delantero antes del final del tiempo suplementario.
Saka, que siempre supo que el partido necesitaba algo diferente a lo que estaba sucediendo, probó desde afuera y clavo su remate rasante junto al palo opuesto.
El tiempo extra pasó sin pena ni gloria. Suiza tuvo las más claras: casi gol olímpico de Xherdan Shaqiri, y dos tiros, a dos minutos del final, de los cuales, uno salvó Pickford. Eso fue todo. A los penales. ¿El destino parecía escrito desde el comienzo?
Quizás, la tanda desde los doce pasos podría haber enterrado lo que fue este partido de cuartos de final, pero tampoco sucedió. Ni Pickford ni Yann Sommer, y su fama de «atajapenales» se ganaron los titulares del día. Más bien, fue un momento de antihéroe, porque Manuel Akanji marró su tiro y, como todos los demás convirtieron, fue suficiente, para poner fin al sueño de Suiza y darle una oportunidad más a esta Inglaterra de Gareth Southgate, que apenas marcó cinco goles en igual cantidad de compromisos en esta Eurocopa y llena de figuras muy lejos del nivel que exhiben en su clubes.