Con goles de Marcich y Baldassarra, superó 2-0 al Arse, cada vez más complicado con el promedio.
Aquella oscuridad del sótano con la que Platense convivió, hasta hace poco tiempo, empezó a dejarle paso a la luz. De mirar hacia abajo, con la tensión que todo riesgo de descenso acarrea, el Calamar empezó a sacar la cabeza a flote. No puede permitirse aún olvidarse de esa pelea porque, de hecho, necesita seguir sumando puntos en la lucha.
Su segundo triunfo consecutivo, sumado a que se eliminó uno de los descensos, puso a Tense en una posición más cómoda. Y hasta le dio un oxígeno que le encendió la ilusión de jugar una Copa en 2024: tras el 2-0 sobre Arsenal, quedó a sólo tres puntos de Godoy Cruz, el último que hoy está en zona de Sudamericana del próximo año.
El equipo de Martín Palermo le sacó 19 unidades de ventaja a Arsenal, que perdió una final y se mantiene último en la tabla de los promedios. Platense le propinó dos estocadas en momentos clave del partido, una sobre el cierre del primer tiempo y la otra, sobre el filo del segundo. Cuando el Arse era algo más incisivo desde su búsqueda, principalmente con ataques por los costados, el 1-0 de Marcich le movió el piso y nunca pudo recuperarse.
El Calamar, que construyó la victoria básicamente a partir de su efectividad, aprovechó las ventajas defensivas de su rival. En la segunda parte se replegó en el campo, le entregó espacio y pelota al conjunto de Sarandí, que tuvo algunas aproximaciones.
Generalmente sin sorpresa en la gestación de juego, se mostró errático cuando logró acercarse al área o mandó centros que no pudieron se bien conectados. En un segundo tiempo aburrido, con un rival que esperaba y otro que no podía igualar, el elenco de Palermo se usufructuó la impericia ofensiva de su adversario y no perdonó en las pocas chances de gol que se le presentaron, aun sin alcanzar una buena elaboración. No fue un canto a la generación de juego, pero sí pragmático. Y ganó de nuevo. Triunfo valiosísimo.