Al volver del mar, mi vecino de sombrilla me ofreció un mate, estaba mirando un canal de noticias en su celular. Aparece una notera entrevistando a un vendedor de panchos en la playa: «¿Qué estás escuchando, qué es, un rock?», le pregunta mientras suena Cotton Fields de Creedence Clearwater Revival, y luego lo invitó a bailar ese rock desconocido para ella.

El panchero desestimó la invitación aduciendo que estaba operado de una pierna. Le habian puesto una prótesis, señaló, y mostró la extensa cicatriz que surcaba su rodilla izquierda.

«¿Cómo viene la venta este verano?», cambió de tema la notera quedándose con las ganas de bailar, y quizás lamentándose que no esté sonando «El tema del verano» o algún hit pegadizo de la playlist de «Lo mejor del año».

‘Bien, bien. No como los años anteriores, pero se vende. Igual no queda otra, hay que seguir perseverando», contestó el vendedor de panchos, casi como un futbolista al final del partido en el que su equipo no consiguió un buen resultado y arriesga a decir «Lo bueno es que cada domimgo tenemos revancha. Hay que seguir trabajando».

La charla después transcurrió sobre el precio de los superpanchos, si se podía pagar en efectivo, con tarjeta y QR, y la variedad de aderezos, los clásicos y las novedades para los paladares argentinos: Picante suave y hot.

-Más allá de la comparación futbolera, y la obviedad de que cada vez que gobiernan quienes ajustan al pueblo, hay menos consumo y menos trabajo, cabe señalar otro aspecto de esta nota periodística en la costa atlántica. Y no se trata de exigir aquí que todo aquel o aquella que esgrima un micrófono sea «especialista en de todo», pero sería valioso que al menos manejaran un mínimo de cultura general-, le dije a mi vecino de sombrilla ofreciéndole un bizcocho agridulce.

-Lo que pasa es que ponen a una minita linda o a un flaco canchero para preguntar y decir cualquier cosa- explicó levantando los hombros enrojecidos-. Total es verano y a los televidentes no les importa nada.

-Es verdad -concidí con su afirmación-. Sin embargo, sé que este no es momento ni lugar para ponernos en jueces o fiscales del periodismo que sale a la caza de una «nota de color», pero es menester advertir que de esta manera es imposible dar la batalla cultural desde la ignorancia y lograr un efecto positivo.

-¿Querés que cambie? -consultó mi vecino de sombrilla mirándome por encima de los anteojos «para ver de cerca»- ¿pongo un canal de deportes y vemos cómo viene el mercado de pases?

-Sí, estaría bueno conocer las incorporaciones de Defensores de Cambaceres -dije guiñandole un ojo-. No, mejor dejá todo como está y sigamos viendo este canal. A lo mejor, en un rato, hablan de otra cosa, de algún tema relevante y de suma importancia. No sea cosa que nos perdamos las desventuras y andanzas de Wanda, Icardi y la China.