Tenía pensado regresar hoy a Argentina, pero si se retrasa la vuelta hasta mañana, bueno, ¿qué le vamos a hacer? Tampoco cambia nada, nadie estará esperándome con muchas ansias en Ezeiza.
-Disculpen las molestias, pero la aeronave se encuentra sufriendo algunos inconvenientes, por lo tanto, se solicita encarecidamente que todos mantengan sus respectivos lugares y ajusten su cinturón de seguridad. Cuando tengamos mayores precisiones al respecto las informaremos. Muchas gracias -detalló escuetamente la azafata del vuelo que partió del Aeropuerto de Barajas, Madrid, con destino a Buenos Aires, previa escala en Río de Janeiro.
Si esta aeronave fuera un carro, como los que todavía siguen vigentes en el pueblo de mis abuelos, simplemente pasaríamos unas horas solucionando el problema junto a un arroyo de agua clara. Algunos saldrían a cazar perdices o conejos, se encendería el fuego, se cocinaría y almorzaría contando historias, sonriendo y disfrutando del momento.
Si fuera un auto llamaría a la grúa del seguro, que suele tardar tres o cuatro horas, sin embargo, una dama como yo, siempre encuentra a algún caballero generoso dispuesto a cambiar la rueda. ¿El precio? Ofrecer el número de teléfono y tal vez encontrarnos en un bar a tomar un café y después ¿quién sabe?
Si se tratara de un micro, un colectivo, un transporte público, de los que no suelo utilizar hace más de dos décadas, los pasajeros bajarían, esperarían unos minutos, abordarían el siguiente y la jornada transcurriría sin mayores retrasos. Pero no, es un avión que se viene en picada.
-Atención, por favor no se alarmen, pero una de las turbinas, exactamente la del ala izquierda, ha dejado de funcionar. Mantengan la calma, continúen en sus lugares y con los cinturones abrochados -explicó la voz del comisario de abordo desde los parlantes de la aeronave, sumando incertidumbre y temor entre la tripulación-. Estamos trabajando para lograr que todo vuelva a la normalidad en unos minutos. Cuando tengamos precisiones, las informaremos. Muchas gracias.
Si esto fuera un barco, se soltarían las anclas y a esperar que un remolcador nos lleve hasta el muelle del puerto más cercano. También (¿por qué no?) podría rescatarnos otro buque, un pesquero, un petrolero, un crucero lujoso para terminar recorriendo el Mediterráneo. O podríamos estar a la deriva durante días, al garete, sin gobierno, a merced del viento y la marea, y terminar encallando en una isla desierta. Destino (imaginario) que en realidad no está desierto, sino que se encuentra habitado por miles de personas famosas, conocidas, destacadas personalidades de la cultura y el entrenimiento, que llegaron hasta allí después de pasar por entrevistas en las cuales les consultaron qué tres discos o libros llevarían a una isla desierta.
Si estuviésemos volando en un planeador… una vez vi en un documental que los planeadores tienen alas delgadas, de extensa longitud y con un perfil aerodinámico perfecto. Alli contaban que la duración de un vuelo de estas aeronaves sin motor dependen de diferentes factores, como el clima, la habilidad del piloto y el tipo de diseño. También supe que en condiciones óptimas, los planeadores pueden llegar a volar cientos de kilómetros y permanecer en el aire durante muchas horas. Pero no, no es un planeador, estamos en un avión que se viene a pique.
-Como anunciamos hace algunos minutos, tenemos más precisiones sobre la situación de las turbinas de la aeronave. Con anterioridad les habíamos pedido que no perdieran la calma, bien, ahora ya no podemos pedirles lo mismo, la otra turbina, la del ala derecha también ha dejado de funcionar -se oyó por los parlantes la temblorosa voz del copiloto con un dejo de resignación y algo de desesperación-. Por tal motivo, notarán que la nave está perdiendo altitud de manera considerable. Trataremos de acuatizar sin daños cuando esto sea posible y el oleaje lo permita. Que Dios nos ayude.
¿Siempre se dirá acuatizar? ¿Y si el avión baja en el mar, en el río, en un arroyo, lago o laguna? ¿Habrá un término específico para cada uno de ellos o siempre será acuatizar? No sé. Creo recordar que amerizar, amarizar o amarar también son válidos. Ahora se me vienen a la cabeza esos aviones anfibios, que además de ruedas tienen como dos botes para posarse en el agua y flotar. Si no me equivoco, me parece que también pueden despegar desde el agua. Eso lo vi en una serie de narcos colombianos, esas series donde los malos siempre somos los latinos y los héroes son los yanquis.
¿Si el avión busca acuatizar, se pasa un poco en el recorrido descendente y termina en la arena, en la playa, se dice aterrizar o arenizar? Ay, ya no sé lo que digo ni lo que pienso, deben ser los nervios y la ansiedad que me hacen alucinar… que no es lo mismo que alunizar, termino que se utiliza cuando un cohete espacial toca la superficie de la luna. Ah, cómo me gustaría ser una astronauta y viajar a la luna o a algún planeta, pero no, estoy en un avión que se viene a pique.
-Buenas tardes, soy el piloto del avión y quiero anunciarles con mucha alegría y felicidad que el problema en ambas turbinas ha quedado solucionado y no necesitaremos hacer un aterrizaje de emergencia. Tal vez habrán notado que comenzamos a recobrar altitud, sin embargo, no continuaremos con la ruta establecida, estamos recalculando y pronto regresaremos a Barajas- precisó el piloto a través de los parlantes mientras los pasajeros aplaudían y vitoreaban ruidosamente-. Una vez en tierra, en Madrid, las autoridades pertinentes decidirán si abordan otra aeronave durante esta misma jornada o quizás el vuelo se posponga hasta mañana. Por ahora, les reitero que el inconveniente está solucionado y estamos fuera de peligro. Disculpen las molestias, muchas gracias.
Ah, qué tranquilidad, qué felicidad, vamos a vivir. Viviremos. Tenía pensado regresar hoy a Argentina, pero si se retrasa la vuelta hasta mañana, bueno, ¿qué le vamos a hacer? Tampoco cambia nada, nadie estará esperándome con muchas ansias en Ezeiza. Mis hijos viven en New York con su padre y su nueva esposa, veinte años menor. Con mis hermanos casi no me veo y de mis amigas, con la única que hablé fue con María de las Mercedes, Meche, pero en estos días operaban a su santa madre. Por tal motivo, obviamente está ocupada en cosas más importantes.
Para despejarme un poco, voy a escuchar la playlist que armé para recordar a mi tierra en este viaje soñado por España -se oye en los auriculares la voz de Carlos Gardel cantando «Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver»-. No, mi Dios, todos conocemos la trágica historia del zorzal criollo y los aviones. Mejor dejo la música para otro momento y me pongo a leer un libro.
Marcelo Rivero