El intendente de Ensenada compartió un mensaje a la militancia, a dos días del balotaje presidencial

El día del militante es una fecha clave para el peronismo que recuerda el regreso de Juan Domingo Perón a Argentina. Su vuelta en 1972, tras 18 años de exilio, es visto como un acto de triunfo y resistencia del movimiento justicialista, por lo que cada año se movilizan en su homenaje.

En detalle, esta esfeméride es especial e importante. No solo porque se conmemora la vuelta a su país y su reencuentro con su gente, sino también porque significa un amplio proceso de movilización política y social. De hecho, el retorno de Perón -después del golpe de estado de 1955- significó un triunfo para la lucha de dos generaciones de militantes peronistas.

«Quiero mandarles un abrazo a cada uno de ustedes, en este día especial, en el día del militante, y agradecer, siempre agradecer», expresó Secco en el inicio del mensaje, y agregó: «No cabe duda que la campaña no termina el domingo… Hemos hecho un gran esfuerzo. Estoy muy orgulloso de lo que hemos logrando entre todos y todas. Esta ha sido una campaña extraordinaria».

Aquel día en que aterrizó el vuelo que trajo al expresidente argentino, se llevó adelante una de las manifestaciones más grandes de la historia nacional. Allí, miles de personas se movilizaron hasta Ezeiza para recibirlo. Sin embargo, la llegada de los militantes a la terminal aérea no fue del todo posible por la intervención de las fuerzas de seguridad.

El 19 de septiembre de 1955, Juan Domingo Perón se fue al exilio a bordo de la cañonera Paraguay. Si bien estaba por cumplir una década como presidente y contaba con el apoyo total de la clase obrera, decidió ceder ante la embestida de la autodenominada Revolución Libertadora, con el fin de evitar una guerra civil. El golpe de Estado terminaba así con el gobierno que se había iniciado en 1946, por el que había sido reelecto en 1952.

Durante ese tiempo que estuvo fuera del país, se desarrollaron dos dictaduras militares y surgieron organizaciones armadas como Montoneros, afines al peronismo, y el Ejército Revolucionario del Pueblo, más extremista y de ideología guevarista.

En el momento en el que decidió volver, el presidente de facto era Alejandro Agustín Lanusse, el tercero en ocupar ese cargo durante la llamada Revolución Argentina, que al derrocar a Arturo Illia en 1966 no se presentó como “provisional” al igual que los golpes anteriores, sino que pretendió establecer un sistema dictatorial permanente.