Angelita, como la conocemos todos, pudo abrazar a su nieto Sebastián en 2006, y forjar una relación amorosa y duradera.

Angelita nació el 4 de mayo de 1925. Comenzó a trabajar muy joven y conoció a Bruno Tasca, quien sería su marido, en la reconocida Casa Grimoldi de Mar del Plata, donde llegó a ser jefa de sección. Renunció cuando nacieron sus hijas, Ana y Adriana, para dedicarse a su crianza.

Ambas hermanas, al terminar la secundaria, se fueron a estudiar a la ciudad de La Plata. En la facultad de Derecho, Adriana conoció a Gaspar Onofre Casado, se enamoró y comenzaron a militar. Al poco tiempo se enteraron de que un hijo venía en camino.

Angelita, al no recibir noticias de su hija embarazada, denunció su desaparición y fue una de las fundadoras de la filial Abuelas de Mar del Plata.

Adriana Leonor Tasca fue secuestrada el 9 de diciembre de 1977, posiblemente en las cercanías de la Plaza Flores, en la ciudad de Buenos Aires, o en la ciudad de La Plata, embarazada de cinco meses. Su compañero había sido desaparecido dos días antes, tampoco se sabe si en La Plata o Buenos Aires. La joven fue vista en el centro clandestino «La Cacha», Gaspar en la ESMA. Alrededor del 27 de marzo de 1978, Adriana dio a luz a un varón al que pensaba llamar José.

En enero de 2005 un joven escribió a Abuelas de Plaza de Mayo consultando si podía ser hijo de desaparecidos y en 2006 pudo confirmar que era el hijo de Adriana y Gaspar. Fue así que Angelita se convirtió en la primera Abuela de esta ciudad en abrazar a su nieto.

Continuó buscando junto a sus compañeras a los nietos y nietas que faltan, incluido el hijo de la hermana de Gaspar, María Segunda Casado, también desaparecida, hasta que su salud se lo permitió.

«Con su ejemplo de lucha, seguiremos buscando hasta encontrar al último nieto. Hasta siempre, querida Angelita», afirmaron desde Madres.