El día del acto de Victoria Villarruel en la Legislatura porteña, desde la pantalla de C5N, Julia Mengolini interrumpió otras opiniones para decir la suya: “No es negacionismo, es apología del delito”.

Por Silvia Valente

La frase además la vi esta semana reproducida en un montón de muros y con diferentes firmas, según de qué muro la reproducían. Y como si el contenido fuera necesariamente una disyuntiva válida.

Por fenómenos como este es que miro cada vez menos tele, y descreo de las frases destacadas en el Face con tipografía más grande y marquito de color, como si eso fuera un certificado de algo, o como si cualquier frase dicha al voleo en la tele, o en las redes sociales, hubiera nacido pal bronce.

¿O ahora también vamos a ir por el “team negacionista” versus “team apologista”?

¿No son acaso las dos cosas, o una cosa consecuencia de la otra?

¿Podría Villarruel hacer la APOLOGÍA de los supuestos héroes de guerra que ella defiende sin haber previamente NEGADO la realidad histórica?

Negacionismo es eso, acá, en Alemania y en cualquier lado: negar los hechos históricos probados, negar las aberraciones de lesa humanidad cometidas, negar los 6 milllones de judíos masacrados sin que mediara un combate, negar los 30.000 desaparecidos, torturados, niños robados, mujeres violadas, etc….

La diferencia con países como Alemania es que allá el NEGACIONISMO ya está tipificado como un delito y esa ley se cumple. Y si acá Villarruel se atreve a hacer la APOLOGÍA de lo que ella llama “guerra” y de la casta militar es porque previamente, cuando le preguntan qué opina de los secuestros, los excesos, la acción clandestina paramilitar, etc…. ella dice que no le consta, que de eso no sabe nada, o sea NIEGA los hechos.

Entonces creo que no se trata de NEGACIONISMO o APOLOGÍA. Una cosa no quita la otra. No hay una oposición válida ahí.

El tema de la construcción lógica de la frase es lo que distorsiona, a mi parecer, la forma en que razonamos y discutimos las cosas a veces. Y el hecho de estar hablando de verdades relativas, que pueden enriquecerse, en vez de excluirse y anularse mutuamente, como en toda cuestión humanística. Así como, por supuesto, todo lo que acabo de pensar acá en voz alta es sólo una mirada más.