En el Kempes, la T fue de menor a mayor y se terminó imponiendo por 4 a 1. De esta manera, se subió a la cima de la Zona A.

En el Estadio Mario Alberto Kempes, por la tercera fecha de la Copa de la Liga, Talleres fue de menor a mayor y le ganó ¡4 a 1! a Rosario Central, que siendo el campeón defensor sigue sin poder ganar. El partido pintaba bien en la previa y no decepcionó: fue más parejo de lo que marca el score y tuvo un primer tiempo buenísimo.

El primer tiempo fue espectacular, frenético de principio a fin. Comenzó mejor la visita, que tuvo la primera clara a través de Malcorra (intentó desde afuera y la mandó al córner Guido Herrera), pero el local pegó primero: a los 13′, Rubén Botta picó hacia el punto penal, quedó solo, controló de gran manera, inventó un curioso amague que engaño al arquero y definió.

Tras lo de Botta, Central no se vio caído anímicamente y siguió siendo superior, pero se encontró con un Herrera brillante, figura. Hasta que pudo vencerlo a los 29′, a través de Maximiliano Lovera, que cambió un penal por un gol. Hasta ahí, los de Rosario merecían más que un 1-1.

Pero el fútbol no se trata de merecimientos. En el final del primer tiempo, Talleres llegó al 2-1, se envalentonó, y luego alcanzó el 3-1. Primero, Juan Rodríguez de cabeza tras un preciso centro de Botta: un tanto que en principio se anuló por offside, pero que se terminó convalidando tras una larga revisión. Segundo, un bombazo de Ramón Sosa, hoy por hoy uno de los mejores jugadores del fútbol argentino. Así, el dueño de casa pasaba a ganar con contundencia un partido en el que no estaba siendo superior.