«Nada me ata y sigo vivo,
yo soy tu bandera, libertad.»
Miguel Abuelo
Estos versos fueron escritos el 9 de julio de 2016, en el marco del Bicentenario de la Independencia de nuestra Patria, y hoy vuelven a tomar relevancia cuando la ultraderecha vernácula, triunfadora, soberbia y prepotente, macilla con sus labios indignos la palabra libertad.
A 40 años del regreso de la democracia, y a pesar de creer que había discusiones que estaban saldadas, es menester reafirmar que son 30 mil y que las Malvinas fueron, son y serán argentinas.
Marcelo Rivero
UN SUEÑO DE LIBERTAD
Argentina sin cortina,
todo se encuentra a la vista
de aquel que lo quiera ver,
del más vulgar voyerista.
Jueces que juzgan a pobres,
jamás a los poderosos.
Pobres que en la ciudad sienten
que son sapos de otro pozo.
Gardel, Troilo y Piazzolla,
ese día que me quieras
bajo algún naranjo en flor
será siempre primavera.
Borges y Dolina, libros,
fútbol, guitarras, puñales,
laberinto indescifrable
del que nunca nadie sale.
Argentina clandestina,
meten la mano en la lata
los que siempre la metieron,
los que nos dejan a pata.
Diarios que juzgan a pobres,
jamás a los empresarios
que explotan pobres y son
auspiciantes de esos diarios.
Héroes de Malvinas, perros
que nos muerden los talones
de Aquiles, más de un caballo
de Troya, nuestros jirones.
San Martín, Belgrano, Güemes…
Un sueño de libertad
que todavía soñamos
e intentamos reafirmar.
Argentina purpurina,
frivolidad de revista,
hoguera de vanidades,
no hay nadie que se resista.
Blancos que juzgan a negros
por vagos, chorros y grasas,
por sucios, por peronistas,
porque son una amenaza.
Maradona y sus dos hijas,
lo que dijo y contradijo,
sus miserias y su magia,
sus mujeres y otros hijos.
Corona de espinas, Cristo
en la esquina de mendigo
mientras pasan apurados
los de maletín y abrigo.
Argentina plastilina
que se dobla, que se estira,
que se enrolla, que se aplasta,
que se rompe, que se tira.
Pobres que juzgan a pobres
desde que tienen dos pesos
y se creen millonarios.
¿A eso llaman progreso?
Bares y oficinas, tango,
moscato, pizza y fainá.
teatro, cumbia, folclore,
candombe, rock, blues y jazz.
William Brown, Paso, Castelli…
Un sueño de libertad
que todavía soñamos
e intentamos reafirmar.
Argentina Mesalina,
libidinosa, sombría,
conspirativa, capaz
de gozar en su agonía.
Rey que juzga a los peones
en este loco ajedrez,
comiendo como el caballo,
salteado, de vez en vez.
Fiebre matutina, fiebre
que no cura el paño frío
ni los remedios caseros,
fuego que no apaga el río.
Evita, el General,
la esperanza, la alegría,
las industrias y los barcos,
el odio, la oligarquía.
Argentina naftalina
con discurso apolillado,
con atraso en el reloj
que gira hacia el pasado.
Necios que juzgan a sordos
que no escuchan, que no ven,
que no dicen, que no callan,
que ya perdieron su tren.
Olvidadas ruinas, templos
donde la fe es mercancía
que se compra, que se vende,
que cabe en una alcancía.
French y Beruti, Moreno…
Un sueño de libertad
que todavía soñamos
e intentamos reafirmar.