El mito tomó forma cuando Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, y Jim Morrison murieron a los 27 años de edad entre 1969 y 1971

Aquella coincidencia dio lugar a algunos comentarios, pero no fue hasta la muerte de Kurt Cobain en 1994, también a los 27 años, cuando la idea de un «Club de los 27» comenzó a captar la atención del público.

En 2011, diecisiete años después de la muerte de Cobain, Amy Winehouse murió a los 27 años de edad, lo que provocó una nueva oleada de atención por parte de los medios dedicada al club de los 27. Tres años antes había expresado su temor de morir a esa edad.

El músico de blues Robert Johnson, quien murió en 1938, es uno de los primeros músicos populares en ser incluido en las listas de los miembros del club de los 27.

Pero en esta oportunidad, vamos a hablar de músicos que superaron los 27 años, y que a esa edad, publicaron un disco destacado, en muchos de los casos, el mejor de su discografía.

 

Hoy nos referiremos a Andrés Calamaro, que nació en Buenos Aires, el 22 de agosto de 1961, y con 27 años publicó en 1988 «Por mirarte», su tercer disco solista, el primero tras su salida de Los Abuelos de la Nada.

A fines de la decada del 70, Calamaro graba su primer disco como tecladista en el grupo Raíces; en 1980 entra en el grupo Dickinson Power Trio; luego prueba suerte con la Chorizo Colorado Blues Band, que forma con su amigo Augusto, Gringui, Herrera; y más tarde, también junto a Gringui, forman lo que sería su nuevo proyecto, la Elmer’s Band.

Calamaro toca como músico de sesión, para artistas como Los Hermanos Makaroff, entre otros, hasta que el bajista Zeta Bosio lo invita a unirse a una banda llamada The Morgan, en la cual más adelante también tocaría Gustavo Cerati. Luego participa en el grupo «Stress», otra vez con Zeta Bosio.

El grupo fue la génesis de «Los Estereotipos», que posteriormente pasaría a llamarse Proyecto Erekto, cuando se suma a ellos Gustavo Cerati. Dicho proyecto acabaría evolucionando con la presencia de Charly Alberti, ya Calamaro, para finalmente convertirse en la exitosa banda Soda Stereo.

Gracias a la ayuda de su amigo Alejandro Lerner y de Pipo Lernoud, quienes lo recomiendan como tecladista, Andrés Calamaro es convocado por Miguel Abuelo y Cachorro López  para un nuevo proyecto musical: Los Abuelos de la Nada, con los que estaría hasta 1985.

Al año siguiente, participa como compositor y tecladista para otros artistas e inicia entonces su trabajo como productor de bandas como Los Fabulosos Cadillacs, Don Cornelio y la Zona, la banda Chilena UPA! y Los Enanitos Verdes, entre otros. Además participa simultáneamente como bajista y tecladista invitado de Luis Alberto Spinetta en su disco Privé.

«Por mirarte» puede considerarse como el primer álbum de rock de Andrés Calamaro, después de los álbumes de neto corte pop Hotel Calamaro de 1984 y Vida cruel de 1985, ambos grabados mientras seguía siendo parte de Los Abuelos, e invitado de la banda de Charly García. En este disco, empezaría su colaboración estrecha con Ariel Rot, a quien conoce conduciendo su propio programa de radio, Bienvenidos al hotel.

El álbum fue bien recibido por la prensa especializada, pero tuvo poco éxito de ventas. Sin embrago, marca un paso fundamental en la carrera de Calamaro.

Entre las canciones más destacados del disco, se encuentran «Loco por ti», «Cartas sin marcar», «Sin saber qué decir» o «Me olvidé de los demás», en la que presta su voz León Gieco. También cuenta con las versiones de dos clásicos del rock: «Johnny B.Goode» de Chuck Berry y «Las Guerras» de Vox Dei.

Al año siguiente, en 1989, Calamaro publica «Nadie sale vivo de aquí», con los mismos músicos que grabó «Por mirarte», otra vez con buenas críticas por parte de la prensa especializada, pero también con escasas ventas.

Debido a la poca repercusión comercial de ambos discos, Calamaro y Rot deciden entonces intentarlo en España en 1990 y refundarse como Los Rodríguez, con Julián Infante, Guillermo Martín, y el baterista Germán Vilella, pero esa es ya otra historia.