El mito tomó forma cuando Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, y Jim Morrison murieron a los 27 años de edad entre 1969 y 1971.

La coincidencia dio lugar a algunos comentarios por aquellos días, pero no fue hasta la muerte de Kurt Cobain en 1994, también a los 27 años, cuando la idea de un «Club de los 27» comenzó a captar la atención del público.

En 2011, diecisiete años después de la muerte de Cobain, Amy Winehouse murió a los 27 años de edad, lo que provocó una nueva oleada de atención por parte de los medios dedicada al club de los 27. Tres años antes había expresado su temor de morir a esa edad.

El músico de blues Robert Johnson, quien murió en 1938, es uno de los primeros músicos populares en ser incluido en las listas de los miembros del club de los 27.

Sin embargo, en esta serie de publicaciones que inauguramos hoy, vamos a hablar de músicos que superaron los 27 años, pero que a esa edad, publicaron un disco destacado, una obra sublime, en muchos de los casos, lo mejor de su carrera discográfica.

Hoy nos referiremos a Gustavo Cerati, que nació en el barrio de Barracas, en Buenos Aires, el 11 de agosto de 1959 y murió el 4 de septiembre de 2014.

 

En 1981, Cerati se unió a la banda The Morgan por invitación de Zeta Bosio, estuvieron un par de semanas en la banda y luego probaron otras dos agrupaciones de corta duración: Proyecto Erekto y Stress.

Paralelamente, tenían una agencia de publicidad, sin embargo, pronto descubrieron que la agencia no remuneraba lo suficiente y disolvieron la asociación, entonces Cerati le propuso a Bosio formar una nueva banda con temas propios y cantados en castellano.

En marzo de 1982, gracias a la intervención de Laura Cerati, hermana de Gustavo, la formación se completó con el ingreso del baterista Charly Alberti, que quería ser novio de Laura.

Tras la publicación del disco debut de Soda Stereo y el segundo, Nada Personal, Cerati, con 27 años, se lanzó a trabajar en Signos, que es el tercer álbum de estudio de la banda Soda Stereo, publicado el 10 de noviembre de 1986.

Signos es considerado por muchos como el segundo mejor álbum de la banda, después de Canción animal, de 1990.

En este álbum se destacan canciones como: «Signos», «Prófugos», «El rito», «No existes» y «Persiana americana».

Ya establecidos como un grupo de alcance internacional, la Gira «Signos» que promocionó el disco, además de Argentina, visitó Paraguay, Bolivia, Ecuador, Colombia, Costa Rica, México, Venezuela, Chile y Perú.

Signos es destacado en la historia de la industria discográfica argentina porque en 1987 se convirtió en el primer álbum de un artista argentino en ser lanzado en formato de CD. Debió ser fabricado en Austria, ya que aún no habían máquinas en Argentina para fabricar CD, y desde allí fue enviado a toda Latinoamérica. Este episodio es una de las muestras de cómo Soda Stereo era una banda vanguardista, siempre en la búsqueda de los últimos adelantos tecnológicos y artísticos.

Lo cierto es que Gustavo casi muere durante los preparativos de Signos. La banda estaba consumiendo altas dosis de cocaína, para resistir el ajetreado ritmo de presentaciones y ensayos.

Durante los preparativos de Nada Personal habían hecho base en una vieja casona de Parque Leloir que se encontraba en un estado deplorable, donde padecían los rigores del frío, lo cual los ponía aún más molestos.

A causa de los efectos de la cocaína, los integrantes de la banda se sentían inquietos y paranoicos. Gustavo se despertó una vez y sentía una angustia profunda en el pecho, mientras que su corazón comenzó a acelerarse sin pausa. Un pánico enorme se apoderó del cantante y temió por su vida, por lo que se dirigió inmediatamente a un hospital para internarse.

Luego de esa internación, su madre lo llevó a su casa y logró calmarlo. Gustavo reconsideró sus vicios fuertemente luego de aquel episodio casi mortal.

El 2 de mayo de 1987 se presentaban en la discoteca Highland Road de San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires, cuando sucedió un derrumbe en el que murieron cinco jóvenes y hubo más 100 heridos mientras estaban tocando «Persiana Americana». Con una carga emocional muy fuerte tocaron en Obras el 8 y 9 de mayo para presentar Signos en Buenos Aires, Argentina. Como expresión de dolor, el grupo no utilizó la escenografía ni los juegos de iluminación que tenían preparados.

Ese mismo año emprendieron una segunda gira por el continente americano con una repercusión aún mayor. El grupo se presentó en Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica y México.

Realizaron 22 conciertos en 17 ciudades frente a casi 350.000 personas, abriendo así la idea misma de un «rock latino», más allá de la nacionalidad de cada banda, que vería sus frutos en la siguiente década.

Con el material grabado en los distintos puntos del viaje se realizó el disco en vivo Ruido Blanco, publicado en 1987 y mezclado en la isla de Barbados.